Muestra claramente los inadvertidos mecanismos de inducción al consumo de drogas, tales como los vacíos emocionales, los problemas familiares, la presión de grupo y la necesidad de un sentido de pertenencia al mismo. Igualmente, ahonda en la terrible vivencia de quienes se iniciaron en el consumo de drogas y han librado una ardua batalla por salir, enfrentándose a las situaciones más difíciles: desintegración familiar, delincuencia, violencia, depresión, entre otros.